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ECOTURISMO Y DESARROLLO SOSTENIBLE
EN REPUBLICA DOMINICANA EL CARIBE Y EL MUNDO

EL BOSCO Y DARWIN: PIONEROS DEL ECOTURISMO

Por : Haffe Serulle
Quise iniciar este breve trabajo con unos pasajes hermosísimos de las bellas e inmortales obras LA ILIADA y LA ODISEA, del poeta griego Homero, que se supone haber vivido en el s. IX a.n.e. y en las que se pone de manifiesto la importancia que, ya para esa época, se le daba al contacto del hombre con la naturaleza y cómo los viajes marítimos tornábanse verdaderas lecciones geológicas, antropológicas, entomológicas, biológicas, de ictiología y culturales en sentido general. Sin embargo, y movido más por la curiosidad que por la investigación en sí (y entiéndase que prefiero la investigación, aunque la curiosidad no deja de ser un instrumento de motivación para aproximarnos a ella), dediqué algunas horas a la lectura iconográfica. Así, pues, me puse en contacto con decenas de pintores, unos perdidos en las tempestades del tiempo, otros olvidados en sombríos sótanos de museos, y algunos, muy actualizados en sus temas, presentes en la cotidianidad universal de la vida y de los pueblos.

Mientras mis ojos recreábanse observando detalles de formas y colores en láminas de obras pictóricas cuyos originales descansan en las paredes de los más importantes museos del mundo, llegaron a mi memoria las impresionantes imágenes del Bosco, siempre tan cerca de la naturaleza, como si su verdadera intención, ya para entonces, no hubiera sido otra que la de abarcar y desarrollar la biodiverdidad en su dimensión más amplia.

Cuando este genial pintor flamenco hubo terminado una de sus más importantes obras: LA NAVE DE LOS LOCOS (1490-1500), es posible, pienso yo, que en sus fueros internos prevaleciera la idea de anunciar la importancia que tendría para el mundo la práctica ecoturística. Aparentemente la idea que movió al Bosco a realizar tan impresionante obra, no fue más que la de representar gráfica y violentamente sarcástica la vida de los "folli gaudenti" (los locos alegres, tan comunes en esa época), pero a nuestro entender no excluía una búsqueda de las costumbres de civilizaciones diferentes en la ruta no determinada ni trazada por los tripulantes que ocupan la nave. Todo indica, sin embargo, en el estudio minucioso que hiciéramos de LA NAVE DE LOS LOCOS que el Bosco pretendía llevar a sus personajes, en su prodigiosa imaginación, a tierras extrañas y desconocidas.

Para esa misma fecha en que el Bosco da por terminada LA NAVE DE LOS LOCOS, aparece el poema "NARRENSCHIFF" (La nave de los locos) del erudito alsaciano Sebastián Brant, centrando su fuerza poética en desnudar y satirizar la ignorancia, la superstición, el vicio y la corrupción prevalecientes en toda la sociedad. Es por eso que en su barco, que se dirigirá hacia el país de la locura (entiéndase del desastre moral y ecológico), se encuentran navegantes que representan a las más diversas clases sociales.

Fue más tarde que el Bosco (se me ocurre pensar), describió lo que él deseaba que sus tripulantes vieran a través de LA NAVE DE LOS LOCOS. En su tríptico EL JARDIN DE LAS DELICIAS, obra en la que alcanza la máxima perfección de su arte, pone de manifiesto su preocupación ante la fragilidad del mundo, representada en una esfera cristalina. Es como si hubiera querido decirnos que con anterioridad al hombre existe un universo poblado de sueños, visible en las fantásticas formas vegetales que emergen (en el cuadro) del suelo hacia la tierra. Numerosos desnudos femeninos y masculinos, en contacto profundo con animales de todo tipo, vegetales y frutos gigantescos, recrean el panel central del tríptico. En medio de la magia de un paisaje en el que todos los elementos de la naturaleza parecen desbordarse, resaltan montañas con relieves insólitos atravesados por tubos de cristal, así como fresas inmensas, rojos madroños, cerezas simbólicas y un búho de enormes ojos que parece mirar a dos seres humanos atrapados en una rama y envueltos en un encarnado fruto.

No descarto la posibilidad (y espero que perdonen mis divagaciones) que estos cuadros del Bosco hayan ejercido grande influencia en aventureros de todas las épocas y hayan despertado la curiosidad de muchos científicos amantes de la naturaleza, porque varios siglos después un joven inglés de veinticuatro años habría de montarse en el Beagle, un bergantín enviado por el Almirantazgo de Londres en viaje de inspección alrededor del mundo. Nos referimos, como es lógico suponer, a uno de los más grandes naturalistas que ha dado la humanidad: CHARLES DARWIN, quien en una selva en las afueras de Río de Janeiro recolectara en un solo día sesenta y ocho especies diferentes de pequeños escarabajos, lo suficiente, como él mismo confesara, para perturbar la mente de un entomólogo.

Darwin navegó (¿en la nave de los locos?) durante los tres años siguientes por la costa oriental de Suramérica, circunnavegó el Cabo de Hornos y enfiló de nuevo hacia el norte por la costa de Chile. El bergantín inglés internóse por el Pacífico, hasta que llegó al archipiélago de las Galápagos. El genial naturalista señala, en su AUTOBIOGRAFIA CRITICA, elementos claves para la definición de lo que años más tarde se conocería como ECOTURISMO (hay quienes plantean que el término ecoturismo aparece por primera vez en la obra de Kenton Miller "Planificando los parques nacionales para el ecodesarrollo", 1978, Universidad de Michigan). Así, haciendo una clara referencia a los acontecimientos de su viaje en el Beagle, dice que jamás escaparán de su recuerdo "la lujuriosa vegetación de los trópicos más vivamente que cuanto entonces vi, aunque la sublimidad de los grandes desiertos de la Patagonia y las montañas vestidas de plantas de la Tierra del Fuego, que tanto me excitaron, han dejado en mí indeleble impresión". Luego, para darle la dimensión exacta a su experiencia en el Beagle, confiesa que éste ha sido el acontecimiento más importante de su existencia y decidió toda su marcha por la vida: "debo a este viaje la primera educación de mi carácter, su verdadero entrenamiento, porque tenía que dedicar la atención a diversas ramas de la historia natural y esto me obligó a mejorar, a intensificar, mis facultades de observación".

Al igual que el Bosco, Darwin tenía una conciencia bien definida del papel que juegan en la vida los aspectos antropológicos y culturales (factores que hay que tomar en cuenta en el diseño de una correcta política de desarrollo ecoturístico) porque son, en gran medida, elementos inherentes a la dinámica de la vida y de la relación que debe predominar siempre entre la humanidad y la naturaleza. Por eso, extasiado en el paisaje y en el hombre, resalta el hecho de que la "presencia de un salvaje desnudo en su país natal es suceso que nunca se olvida". Y como si su proyecto fuese el adelantarse a los planes que en los tiempos modernos se desarrollan en relación al ecoturismo, señala, en sus hermosas notas autobiográficas, que "muchas de nuestras excursiones a caballo por lugares silvestres, o en botes por los ríos, algunas de las cuales duraron semanas, fueron realmente interesantes, dándoles mayor interés las incomodidades y los peligros naturales que se nos presentaban".

Puesto que el ecoturismo es el turismo naturalista en todas sus manifestaciones, y nos permite estrechar, como diría mi hermano José, "nuestras vivencias, tradiciones y anhelos con las culturas y enseñanzas de otros pueblos, los cuales, buscando la diversidad de la vida natural dormida en nuestras palmeras o revoleando en las alas de nuestras mariposas, aprenderán a amar aún más los ensueños que palpitan en cada cuna que les vio nacer", debe incentivar permanentemente el estudio y conocimiento de la naturaleza. En esto debemos de imitar a Charles Darwin (precursor indiscutible del auténtico ecoturismo) quien en todo momento recuerda con deleite el trabajo científico que llevó a cabo durante sus viajes en el Beagle.

He de precisar que en el ejemplo de la vida de Darwin se sintetizan fielmente los diferentes tipos de turismo naturalista: el ecoturismo o turismo ecológico (flora, fauna, geología, geomorfología, climatología, hidrografía, manifestaciones culturales locales, parques nacionales, integración de las comunidades...); el ecoturismo de aventuras (rafting, tubing, canotaje, cabalgatas, ciclismo de montaña, espeleología deportiva, montañismo, buceo deportivo...); el agroturismo (mostrar el proceso de producción de las fincas agropecuarias y las agroindustrias , y practicar la degustación de los productos finales); el agroecoturismo (estrechar lazos culturales entre los ecoturistas y pobladores de las comunidades visitadas); el ictioturismo (capturar especies de agua dulce o salada para su observación y devolverlas nuevamente a su ambiente natural); el turismo rural (convivir a plenitud con las comunidades rurales); y, finalmente, el turismo científico (facilidades en áreas protegidas para científicos naturalistas realicen investigaciones en los diferentes aspectos de las ciencias naturales).

Deseo concluir resaltando el hecho de que Darwin, consciente o inconscientemente, como lo hiciera el Bosco en años más lejanos a través de su pintura, trazó los lineamientos y rol del ecoturismo, al contribuir con su trabajo científico y su práctica naturalista (testimoniados en su "Autobiografía Crítica"), a crear la necesaria conciencia en la defensa de la conservación, planificación, manejo y promoción de la investigación científica en torno a los recursos naturales, enlazada estrechamente con el arte y la cultura, pues si a él le tocara vivir de nuevo su vida, establecería, tal y como lo confiesa en sus notas autobiográficas, como regla de ella "la lectura de poesías y la atención a la música siquiera una vez por semana: la pérdida de estos sentidos es la pérdida de la felicidad, y puede producirse grave daño al intelecto, y más probablemente al carácter moral de la persona, porque debilita, hace desfallecer, la parte impresionable de nuestra naturaleza".

Referencias

Las citas de Darwin, en este trabajo, fueron tomadas de su "Autobiografía Crítica", que figura en su inmortal obra EL ORIGEN DE LAS ESPECIES POR LA SELECCION NATURAL, Editora Nacional, México, D.F., 1973.

Otras obras consultadas:
 

- EL BOSCO, Gran Biblioteca Sarpe, Madrid, 1979.
- LA VIDA EN LA TIERRA, David Attenborough, Fondo Educativo Interamericano, S.A., 1981.
- Texto original de ECOTURISMO Y DESARROLLO SOSTENIBLE, Ediciones Fundación Ciencia y Arte, 1999, República Dominicana.

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noviembre 10 1999