por Eleuterio Martínez
Publicado originalmente en el Listín
Diario del 3 de Agosto del 1999
Reproducido aquí con la autorización del autor
En oposición a la que cursa en en el Congreso Nacional, organismos oficiales dan los toques finales a una nueva propuesta de ley ambiental.
Pero lamentablemente las ambiciones del Homo sapiens, con el correr
de los tiempos, le dio una orientación diferente, descartando o
marginando la primera para darle preeminencia a la segunda y ahí
reside precisamente el error, tal y como sabiamente lo postuló el
gran Mahatma Gandhi: ''la naturaleza puede satisfacer todas las necesidades
humanas, pero no todas sus ambiciones''. En estos momentos en que la globalización
se erige todopoderosa, en la diosa a la que todos los gobiernos del mundo
están obligados a rendir culto y pleitesía, la OMC establece
que la ''conservación no puede ser un pretexto para detener el desarrollo
de ninguna nación o región del mundo''.
Entonces el crecimiento económico sin protección ambiental
no es una paradoja sino la lógica elemental, que no amerita estudios
ni del empleo de integrales, pues la entienden hasta los ''chinos de Bonao''.
Pero sucede que es necesario guardar las apariencias ante el descalabro
de la naturaleza y el peligro evidente para la vida humana que ello representa.
Por estas razones, las naciones superdesarrolladas que no han podido contener
el corcel desbocado del consumismo, se inventaron una palabrita mágica
para entretener a los ecologistas y a las naciones pobres mientras continúa
el entierro: ''desarrollo sostenible''.
Este concepto elaborado para el consumo casi exclusivo de los países
pobres (las naciones ricas a penas lo utilizan para referirse a los desdichados
de la fortuna), nos ha llegado trasnochado pues desde que los técnicos
del Banco Mundial lo acuñaron en 1982 y la Comisión Brutland
le dio significado en 1987, ninguna nación del mundo ha podido demostrar
logros tangibles de que se ha montado realmente en el carro del ''Desarrollo
Sostenible''. Además, ¿cuál es el desarrollo que no
es sostenible? Pues si es lo contrario no puede llamarse desarrollo. Eso
lo saben muy bien quienes comen conflé, pero no así quienes
comemos plátanos.
Empero de eso trata precisamente el nuevo ante-proyecto de ''Ley General
de Medio Ambiente y Recursos Naturales'' que los técnicos del Gobierno
han ''consensuado'' para someterlo ante las cámaras legislativas.
Basta con leer los principios en que el mismo descansa y su objeto para
percatarse de esta realidad, pero vamos a los casos concretos para que
estos planteamientos no se entiendan como una crítica alegre.
Decreto 196-99
El país recibió con júbilo el Decreto 196-99 que
manda a detener las extracciones de arena, grava y cualquier tipo de materiales
de construcción y a no contaminar los ríos del Cinturón
Verde de la Ciudad de Santo Domingo (Haina, Higüero, Isabela y Ozama).
Estamos seguros de que no se quedó ningún programa de noticias
de radio o televisión que no comentara y saludara esta medida, aunque
muchos esperábamos que alcanzara a Nigua y Nizao mientras se extendiese
a todo el territorio nacional.
Pero !qué poder tienen los areneros!, no pasaron dos semanas
para que el mismo se violara. Esperamos que las Fuerzas Armadas y la Policía
Nacional, encomendadas expresamente para hacer valer esta disposición
del Poder Ejecutivo, vayan a ver las extracciones que se están haciendo
en Batey Bienvenido con ''permiso de Corteza Terrestre'' y lo que están
haciendo empresas privadas en ''Lechería'', casi en la confluencia
del Arroyo Lebrón con el Haina.
Por Dios, y ¿hasta dónde vamos a llegar?
© Kalalú-Danza & Eleuterio Martínez 1999
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