El lago Enriquillo reliquia ecológica en peligropor Eleuterio Martínez
Publicado originalmente en el Listin Diario del 27 de Agosto del 1999
Reproducido aquí con la autorizacion del autor
En la majestuosidad del Valle de Neiba, en medio de la inmensidad de la llanura que se despliega entre la sierra del mismo nombre y la Sierra de Bahoruco, en el centro del desierto más cierto de la isla; todavía se escucha el silencio del mar y el vago rumor de las olas que se pierden en el tiempo, como el zumbido del caracol que solamente escuchan los enamorados, porque son los únicos seres capaces de oír con el corazón lo que los oídos no pueden captar.
Allá a lo lejos y casi perdiéndose en la distancia, el cielo parece destechado, pues el Sol nunca se oculta y desde que sale por el oriente hasta que se oculta por el occidente, sus rayos parecen calcinar todo vestigio viviente, sin que aparezca una nube piadosa que pueda cobijar con su manto de agua y aunque sea por un instante, a los hijos de Dios que nadie sabe porque designio han escogido el desierto como morada. Lo cierto es que son muy pocos los descendientes de eras pretéritas que sobreviven entre el polvo y la sal, entre cactus y salicórneas.
Pero lo más impresionante son las dos cortinas sinuosas y de corte celestial que cierran al Norte y al Sur, dos barreras en el horizonte que se oponen resultamente a que nuestros ojos puedan ver el más allá, dos cadenas de montañas que se elevan hacia el cielo prácticamente sin pie de monte, sin una colina que se interponga y mucho menos un árbol a nuestro alrededor que pueda confirmar que estamos en la Tierra. ¿Quién nos puede asegurar que no es un sueño, una hermosa experiencia o una agradable vivencia interna que solamente se puede recrear con la imaginación?
Esa es la experiencia que vive todo aquel que se interna por primera vez en el Valle de Neiba, en la porción oriental del Lago Enriquillo, en la puerta de entrada a este rincón de la prehistoria, donde nos esperan pacientemente los legítimos descendientes de los dinosaurios, con una calma pasmosa, tan prolongada y eterna que el mismo tiempo parece huirle, en medio de una pausa silenciosa que discurre entre la Isla Cabritos y la Caimanera del Norte, entre la playita Nahayo y los Borbollones, paseándose sobre la arena por las noches para cortejar a la cocodrila, y ésta a su vez, dejándose fecundar para luego buscar un lugar seguro donde pueda hacer sus nidos para depositar su carga de esperanza.
Pero esa también puede ser la viviencia más hermosa que
usted puede experimentar en esta fase de su vida si logramos convencerle
de que puede aprovechar esta oportunidad para conocer estos ambientes,
que nada tienen que envidiarle a los que nos mostró el Pathfinder
desde la superficie del planeta Marte y que son ideales para ser visitados
y conocer, en el mismo lugar donde ocurrió, uno de los eventos geológicos
más recientes que le dieron origen a la isla en que vivimos y que
estaremos visitando el próximo domingo, en una excursión
educativa y recreativa que está organizando la ''Sociedad Hijos
de la Tierra''.
También tendremos la oportunidad de saber por qué el
''Lago Enriquillo'' es una reliquia ecológica en peligro, conocer
la causas de los problemas que enfrenta en la actualidad y que pueden dar
al traste con las formas de vida más singulares que alberga en sus
aguas y en las islitas que le brinda albergue en su interior, pues a pesar
de que el cocodrilo y las iguanas que han elegido sus aguas y a la Cabritos
como sus hábitats preferidos, han mantenido niveles de poblaciones
apropiados en el pasado, en las últimas décadas están
recibiendo el impacto directo de la acción humana y ya se conocen
casos muy graves. Ya le informaremos.
Coral hoteles y resorts
A propósito de la Iguana Rinoceronte, saludamos la iniciativa
la operadora turística Coral Hoteles y Resorts de firmar un acuerdo
con el Zoológico Dominicano para la conservación de esta
especie. Esta noticia nos llena de satisfacción, pues podría
ser un paso concreto que hace el sector empresarial turístico del
país para la protección de las especies animales amenazadas
que tiene la República Dominicana, y que como la iguana, cada día
se le suman otras que entran en peligro a causa de la destrucción
de sus hábitats naturales.
Ojalá este convenio alcanzara a la Dirección Nacional
de Parques, entidad estatal responsable del manejo de las unidades de conservación
que contienen la iguana, al cocodrilo, las jicoteas, las culebras y decenas
de reptiles bajo amenaza, pues solamente en condiciones naturales se puede
garantizar la supervivencia de una especie. Ni la ciencia ni la tecnología
son garantías ciertas, aunque indudablemente pueden ayudar, para
recuperar poblaciones y mantener el libre juego de la competencia y la
cooperación a que son sometidas todas las especies por la evolución,
como sucede en el seno de la naturaleza.
Esta sana iniciativa nos demuestra además que existen sectores
turísticos dispuestos a asumir cuotas de responsabilidad en la conservación
del patrimonio natural de la nación y del cual ellos son beneficiarios
aventajados y nos atrevemos a tomarle la palabra a Sonia y Julio Llibre,
ejecutivos del grupo Coral Hoteles, cuando al reconocer que los recursos
naturales constituyen el mayor activo del país para el crecimiento
de la industria hotelera, han dicho que su empresa reconoce que, ''en el
desarrollo turístico es indispensable preservar el medio ambiente,
erradicar la basura, así como los hábitos irresponsables
y depredadores de la naturaleza'', objetivos para los cuales están
trabajando desde sus inicios.
Una reliquia ecológica en peligro
El ''Lago Enriquillo'' es una reliquia ecológica en peligro, el mayor ecosistema lacustre de la región del Caribe, sin embargo, los problemas que enfrenta en la actualidad pueden dar al traste con las formas de vida más singulares que alberga en sus aguas y en las islitas que existen en su interior: el cocodrilo y las iguanas que han elegido sus aguas y a la Cabritos como sus hábitats preferidos.
Estaciones ecológicas para conocer La Hoya de Enriquillo
Probablemente no existe en el territorio nacional otro rincón de la geografía que concentre más elementos tan cargados de historia y valores ecológicos, que los ofrecidos por la cuenca del Lago Enriquillo
No estaría mal si hiciésemos una pequeña introducción de lo que veremos paso a paso en el recorrido que con fines educativos y recreativos, realizaremos con la Sociedad Hijos de la Tierra, el próximo día primero de agosto por la cuenca del Lago Enriquillo. En todo caso, el adelanto resulta útil para quienes nos acompañen (despertando de antemano el interés de hacer preguntas y la curiosidad que debe acompañar a todo amante de la naturaleza) y de ilustración para quienes no puedan hacerlo en esta oportunidad. Veamos suscintamente el contenido de las estaciones previstas:
1.- Zona desértica
Lo primero que podría ocurrirnos al desmontarnos del autobús
y adentrarnos al Valle de Neiba, en la zona oriental de la Hoya de Enriquillo,
es que no le demos crédito a lo que vean nuestros ojos o las sensaciones
que puedan percibir nuestros sentidos. Estaremos caminando sobre un suelo
hipersalino (primera evidencia de que nos movemos sobre un área
submarina), de tal suerte que hasta las formas de vida más resistentes
a la sal (plantas halófitas), tienen que huirle al substrato (subsuelo)
para ocupar pequeños montículos que han sido lavados por
las lluvias o las aguas de escorrentías.
A cada paso se pueden ver manchas blanquecinas sobre el suelo que se
forman por la acumulación de la sal al evaporarse el agua después
de las escasas lluvias que se dan en aquellos ambientes, las cuales pueden
tardar hasta 17 meses para repetirse. Realmente es una zona desértica
y las evidencias resaltan a la vista, pues además de las costras
salinas, los montículos de la salicornia y otras portulacáceas
(las plantas que mejor soportan la salinidad del entorno), así como
la Batis marítima (especie arbustiva super abundante en la zona,
pero que es propia de la zona costera), las cactáceas (que a penas
logran sobrevivir) y el cambrón o la aroma, dos especies leguminosas
que en condiciones normales desarrollan porte arbóreo, pero que
allí a penas alcanzan la categoría de arbustos; se convierten
en los indicadores ecológicos o plantas testigos de la zona desértica
del monte espinoso.
Si logramos liberar nuestros sentidos de la magia que posee este lugar
y la diversidad de los elementos que lo componen, podremos mirar hacia
la distancia, hacia los cuatro puntos cardinales, donde podremos apreciar
libremente las sierras de Neiba y Bahoruco encajonando el valle por el
Norte y por el Sur, mientras que por el Este vemos el sol levantándose
por el horizonte, donde el cielo desciende hasta la Tierra o la Tierra
se eleva hasta el cielo. Aquí le narraremos la historia de cómo
pudieron ocurrir los acontecimientos que dieron como resultado los paisajes
que estaremos observando.
2.- Las Marías
Después de atravesar el oasis de Galván que se forma
por la humedad que baja desde el firme de la Sierra de Neiba por el río
Panzo y movernos sobre el pie de monte de la misma sierra, nos detendremos
en un lugar muy singular, pero común a todo lo largo de la galería
de infiltración que se forma en la base de la cadena de montañas
que le dan origen a esta sierra. Se trata del ''Balneario de Las Marías'',
un manantial de aguas cristalinas que brota en la misma orilla de la carretera,
y ante el cual no se puede pasar inadvertidamente, pues sus encantos y
el poder de atracción que ejerce pueden embrujar al más despitado
de los mortales.
Comprendo perfectamente que la forma tan sutil con la cual ''Las Marías''
invita al chapuzón, es realmente irresistible, pues yo mismo que
me he bañado hasta la saciedad en cuantos ríos y manantiales
que tiene el país, me veo tentado a quitarme la ropa cada vez que
paso por allí. Pero el tiempo a penas nos da para caminar unos minutos
a su alrededor, apreciar el entorno paradisíaco que le rodea, tomar
algunas fotografías y explicarle las fuerzas naturales que lo originan.
Veremos el resultado, aunque no podremos ver el fenómeno climático-vegetal
que lo causa, pues el bosque nublado se forma en la cima de la Sierra de
Neiba. De inmediato tendremos que abordar nuevamente el bus para ver de
qué manera el tiempo nos rinde para que en un sólo día
podamos apreciar tantas cosas.
3.- Uvas y vinos
Antes de entrar al pueblo y en la misma misma ciudad encontraremos
varios puestos de venta de uvas frescas, acabadas de cosechar y que podremos
comprar si es nuestro gusto. Incluso a lo largo de este tramo del recorrido
podremos ver viñedos hasta en los patios de las casas, y si las
circunstancias lo permiten, hasta cosecharlas con nuestras propias manos,
en caso de querramos comprar las uvas que más nos apetezcan, aunque
todavía estén en las matas. Existe un asilo de ancianos donde
se prepara el mejor vino de Neiba, pero no creemos que el tiempo nos de
para detenernos por más de 10 minutos en todas esta aventuras gustativas.
4.- Barbarita y la Islita
Las primeras vistas del Lago Enriquillo las obtendremos al pasar por
Las Clavellinas, en un recodo de la vía por la cual nos desplazaremos.
A lo lejos y entre cocoteros, platanales y la vegetación propia
del lugar, se divisa con claridad la Isla Barbarita, que se convierte en
una especie de península cuando las aguas del Lago descienden drásticamente
o en un puente terrestre que se prolonga hasta la Islita, que se ve más
allá, casi perdiéndose en el horizonte y donde los flamencos
hacen sus nidos al sentirse seguros cuando ambas islitas están separadas
por las aguas. De esta manera cambian su condición de forasteros
o de visitantes ocasionales para poner sus huevos en sus inmediaciones,
sacar sus crías para darle la ciudadanía quisqueyana (Jus
solis) y detener por un instante el eterno peregrinar a que lo han sometido
las fuerzas evolutivas.
Con cierta dificultad, pero con indicios que no dejan dudas, se aprecia
la majestad del Lago Enriquillo que se expande para cubrir la hoya que
lo contiene, desde el mismo momento que el mar se retiró de estos
lares (hace 1.5 ó 2 millones de años), empujado por eventos
geológicos extraordinarios y que hoy podemos reconstruir porque
todas las evidencias están ahí, y eso es lo que le queremos
mostrar a los excursionistas, a ver si los convencemos de que contemplar
de cerca los hechos que construyeron la historia natural de nuestra isla,
es el mejor regalo que nos podemos hacer a nosotros mismos.
5.- Las Caritas
Cruzando ríos, arroyos y cañadas (Barrero, el Mión,
Guayabal...), secos y con agua, decenas de poblados, algunos muy originales
como ''Los Ríos'' que contiene el único museo rural del país;
llegamos a Las Caritas, una de las estaciones obligadas para obtener la
vista más hermosa y más amplia del Lago. Al descender del
autobús, trepamos por las laderas de una colina para llegar a una
oquedad rocosa esculpida por las olas del mar hace sabe Dios cuantos años,
pero que los coterráneos del aguerrido y legendario Enriquillo escogieron
para estampar sus huellas (petroglifos).
Salvando los filones de rocas coralinas, escurriéndonos entre
alelíes blancos y las formas de vida, características de
este entorno, llegamos al anfiteatro en miniatura desde donde el noble
Enriquillo arengaba a los taínos y contemplaba el horizonte para
inspirarse antes de salir a buscar a Mencía que se encontraba a
varios días (semanas quizás) de distancia, compartiendo con
Anacaona (la ''Flor de Oro'') y otros parientes cercanos al otro lado de
la sierra. No le adelantamos más, porque cualquier cosa que le digamos
es poco comparado con lo que usted puede captar directamente con la imaginación.
6.- La Azufrada
Por fin llegamos a la orilla del Lago y si los guardaparques nos lo
permiten, podremos llegar a la Azufrada, pues aunque las autoridades de
Parques no reconocen al Lago Enriquillo como ''parque nacional'', sino
a la Isla Cabritos, tienen una caseta y una puerta simbólica (porque
se puede llegar por varios sitios sin ningún control) donde se cobra
por el acceso al balneario y al muelle que permite abordar una yola o cualquier
pequeña embarcación para llegar a la isla principal guarecida
en el interior de este inmenso cuerpo de agua.
Este sitio es muy curioso y todo el que pasa por allí no resiste
la tentación de conocerlo, pues se trata de un manantial de los
cientos que llegan de manera subterránea al Lago, pero que tiene
la peculiaridad de contener una alta concentración de azufre, razón
por la cual las personas le atribuyen poderes curativos para las enfermedades
de la piel. Si se le permite el baño a algún excursionista,
tiene que ser por muy breve tiempo, pues estamos cercanos al medio día
y todavía no vamos ni por la mitad del recorrido.
Mientras tanto y si la suerte nos acompaña, al oeste del muelle
y en medio del cementerio de tallos secos de árboles que se desarrollan
allí cuando el Lago desciende de nivel por mucho tiempo, podremos
ver el cocodrilo, el ''señor de las aguas'' calentándose,
asomándose y sumergiéndose lentamente si no advierte nuestra
presencia, pues la curiosidad es nuestra, y aunque él sabe perfectamente
que nosotros no somos de su estirpe, no tiene ningún interés
por mirarnos o prestarnos algún tipo de atención. Su decisión
es casi siempre la indiferencia o escabullir nuestras miradas.
7.- Las Barías
Tan pronto entramos al poblado de La Descubierta, llegamos al oasis
más bello y más acogedor de todo lo alrededor del Lago. Me
refiero al balnerario ''Las Barías'' donde brotan de las entrañas
de la tierra, decenas de manantiales, pero con una peculiaridad que lo
distingue de los demás, sus aguas son tan frías que se convierten
en un desafío para aquel que intente bañarse y durar más
de un minuto dentro del agua. Parece que salen más bien del refrigerador
que del corazón de la tierra.
¿No me lo creen?, entonces esta es una oportunidad para que
se convenzan, pues su origen se remonta a los 2,000 metros de altura, en
el firme de la Sierra de Neiba, donde se forma el bosque nublado más
extenso del Suroeste, donde tenemos el bosque virgen más grande
de la isla que aún permanece intacto, y que por varias razones (más
bien de índole ecológica y climática) que le explicaremos
en el lugar, las aguas descienden por cauces subterráneos para llegar
hasta ''Las Barías'' con la misma temperatura que reina donde se
origina la condensación del vapor de agua que contienen las nubes.
El lugar es envidiable y único, por lo tanto, además
de bañarnos también aprovecharemos para descansar un poquito,
consumir los alimentos que llevemos o que compremos en los expendios de
comida existentes en el lugar, y ante todo, para dar un paseo en medio
de árboles gigantes, de amplia corona y tal despliegue, que por
un instante pueden crearnos la ilusión de que nos encontramos en
una selva y no en medio del desierto.
8.- Boca Cachón
En el extremo occidental del Lago encontramos otro manantial tan original
como el anterior, pero con la diferencia de que las aguas no son tan frías,
sino más bien cristalinas y de temperatura agradable. Se trata de
los manantiales subterráneos de la cañada El Penitente que
deposita sus aguas en esta parte de ciénegas, donde las aguas del
Lago suelen retirarse a varios kilómetros cuando el nivel del Lago
Enriquillo desciende grandemente. Varias caobas centenarias y las imágenes
del desierto alrededor, son los elementos distintivos del entorno.
9.- Valle del Limón
Pasamos por Jimaní y bajo las seguras protestas de algún
excursionista (siempre hay alguien que está de acuerdo con que se
haga), nos negamos a llegar a la frontera domínico-haitiana por
Mal Pase, donde nacionales y haitianos intercambian todo tipo de mercancías
a la orilla del Lago Saumatre y hasta por encima de las autoridades de
Aduanas, que en vano intentan controlar los deseos de unos y otros por
el trueque de sus productos, (si hay consenso tendremos que detenernos,
pero que conste que el tiempo no nos da para ello). Al atravesar las colinas
repletas de Cacheo (Pseudophoenix vinifera) y asomarnos al Valle del Limón,
vemos como por encanto que en la distancia se nota el lugar donde de vez
en cuando (períodos lluviosos) se forma la laguna El Limón.
10.- Manglares y sabana de halófitas
En medio de una alfombra de manglares (donde predomina el Manglo Botón
y escasos mosaicos de Mangle Negro), se nota el claro de la laguna, casi
incrustándose en el pie de monte de la Sierra de Bahoruco. El verde
encendido no solamente lo constituye el manglar, sino la sabana de halófitas
(verdolagas y sus parientes) o plantas de ambientes salinos que cubren
la superficie más sometida a las fluctuaciones de las aguas de la
laguna.
11.- La Surza
Cruzando ambientes extraños, más bien propios de los
contornos del desierto de Atacama en Perú y Chile, se llega a la
Surza, el primer manantial proveniente de la Sierra de Bahoruco que emerge
a la orilla de la carretera por la vertiente sur-occidental del Lago. Este
manantial tiene la peculiaridad de que sus aguas son sulfurosas al igual
que las Azufradas de la estación anterior, pero con la diferencia
de que las aguas de esta última son completamente cristalinas y
no turbias como la primera. Las condiciones del lugar también invitan
al baño o a la compra de mangos, pero no creo que tengamos mucho
tiempo.
12.- Laguna Cabral
Después de pasar por Baitoa, vengan a ver el río Las
Damas, Duvergé, el Cruce de Mella y la llanura del sur del Lago,
atravesamos los platanales del Cruce de Cristóbal-La Salina, para
luego cruzar los rieles del ferrocarril de las minas de Sal y Yeso y encaramarnos
sobre las laderas de una colina en el pie de monte de la Sierra de Bahoruco,
desde donde se divisa con cierta claridad la Laguna de Cabral, el mayor
cuerpo de agua dulce de la República Dominicana, con maravillas
ecológicas tan valiosas y originales que nada tienen que envidiarle
a las que les habremos mostrado del entorno del Lago. Lamentablemente y
para poder llegar antes de las 9:00 de la noche a Santo Domingo, tendremos
que dejar la visita para otra ocasión.
Si se motiva, las boletas están a la venta en ARCADAS (Curchill
con Mejía Ricart) y La Casa de las Bicicletas (de la Rómulo
Betancourt). Los contactos se hacen con Luz María Vásquez
en el 547-6626. Salimos el domingo a las 5:30 de la mañana desde
del Estadio Olímpico Juan Pablo Duarte por la Kennedy casi esquina
Máximo Gómez. Usted puede darse el lujo de vivir una experiencia
inolvidable dentro de nuestro país.
© Kalalú-Danza & Eleuterio Martínez 1999
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